Carta de una voluntaria a su institución que ha perdido el norte

Hace ya cosa de año y pico (largo) que soy voluntaria de Cruz Roja, si bien me apunté con recelo y como una manera de sacar partido a algo de mi tiempo «libre», ya que al estar en el paro todo mi tiempo es libre, en todo este tiempo además de darme cuenta que fue una gran decisión mi vida ha evolucionado para bien. No solo he sentido que estaba dando mi tiempo para algo bueno, no solo he ido a preventivos por si pasaba algo, no solo he estado en medio de cosas más graves como el fatídico accidente de autobús ocurrido este verano, donde aunque no hiciera mucho sé que de alguna forma ayude ofreciendo lo mejor de mi, ha sido todo eso y mucho más.

Pertenecer a esta institución me ha hecho sentir parte de algo más grande, de tener una segunda familia. En este tiempo he conocido a gente de casi todas partes, de todas las edades y clases, y muchos ya forman parte de mi vida y he de agradecérselo todo a la Cruz Roja porque seguramente, de no haber formado parte de esto nunca los hubiera conocido ni tampoco hubiera disfrutado tanto haciendo dos cosas que me encantan: ayudar y hacerlo además a través de mi profesión.

Pero he aquí ese momento en el que tu estómago da un vuelco:

cruz roja titular

Es bien sabido que aunque somos voluntarios la institución cobra nuestros servicios, puede que a un precio más barato que otras empresas pero gana dinero con los servicios, todos los que estamos lo sabemos y no nos parece mal puesto que la organización se tiene financiar y además sabemos (o queremos suponer) que ese dinero va destinado a buenas obras y al mantenimiento de las infraestructuras, material e incluso al cuidado de los propios voluntarios: nuestros uniformes tienen que salir de alguna parte al igual que el material que nos proporcionan con los cursos de formación, pero una cosa es eso y otra es sacar tajada de una de las peores crisis económicas  de la historia reciente, queriendo hacer negocio con una de las mayores acciones altruistas que se pueden hacer, que es donar sangre. Como donante, voluntaria y ante todo persona que intenta tener dos dedos en la frente, no me entra en la cabeza que una institución como la Cruz Roja que desde su origen se ha caracterizado por realizar innumerables obras en favor de los más necesitados, se convierta en una empresa cualquiera que va detrás del beneficio, del sucio dinero ¿en qué están pensado los directivos? esto no es ayudar, privatizar la sangre donada no es ayudar, es robar, es aprovecharse de la bondad de otros y encima hacer caja con ello. Quisiera ver la cara de los artífices de esto, los jefazos o quien sea responsable, esos mismos que nos «abroncan» a los voluntarios tantas veces para que no dañemos el nombre de la institución cuando ellos lo destrozan y lo mancillan por la puerta grande.

Llegados a este punto ahora yo me pregunto ¿moralmente debo seguir en Cruz Roja? sé que hacemos mucho bien, pero si empiezan así ¿qué será lo siguiente? ¿qué les va a frenar ya para otras acciones propias de gente sin escrúpulos?

Hace un año y pico que empecé en Cruz Roja y estaba muy orgullosa de ello. Año y pico y un par días después me avergüenzo, me entristece y sobre todo me siento traicionada al descubrir que no te puedes fiar ni de los «buenos».