Tan mala es la violencia como la indiferencia.

Agreden a una pareja de lesbianas en un restaurante de Madrid. 21/07/2010. Por Nacho

En España los gays disfrutamos desde hace años de libertades y derechos como por ejemplo el matrimonio gay. Pero lamentablemente, y entre una mayoría social que acepta, comprende y apoya nuestros problemas y nuestras demandas, todavía quedan “ciudadanos” a los que les gusta discriminar y tratar de humillar a todos aquellos que son diferentes.

En Madrid, mismo, esa ciudad que concentra todos los años a un millón de personas en el día del Orgullo Gay y que en teoría está a la vanguardia de los derechos LGBT en España, con un barrio como Chueca que parece que es la meca del movimiento gay español, hay a veces casos de discriminación e incluso de agresiones. El último caso lo acaba de denunciar Cogam, el Colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales de Madrid. Según esta organización, una pareja de lesbianas han sido agredidas en un conocido restaurante de Madrid, José Luis.

Marta y Monste, que así es como se llaman las agredidas, estaban cenando el pasado 14 de julio en este céntrico restaurante de Madrid, situado en el Paseo de la Habana. La cena transcurría con normalidad, hasta que un hombre y una mujer sentados en la mesa de al lado se levantaron y empezaron a lanzarles insultos, como “sois una enfermas y tortilleras, guarras, iros a vuestra casa, bolleras de mierda”.

No contentos con insultarlas y con amargarles la velada, el hombre le propinó un golpe a una de ellas con la mano abierta. Tras el golpe, y supongo que con la enorme satisfacción del deber cumplido, los agresores salieron del restaurante. Y quizás lo más grave de todo esto, además de lo que es la agresión en sí, es la indiferencia del personal del restaurante ante estos hechos.

Según ha denunciado Cogam, en lugar de intervenir y hacer algo ante el bárbaro y retrógrado comportamiento de los dos clientes, el encargado del restaurante tuvo una reacción indiferente e incluso despectiva.

Ante esta falta de humanidad de los allí presentes, hay que destacar la profesionalidad y la excelente labor de la policía. La pareja agredida llamó a la policía, y acudieron de inmediato al lugar de los hechos, tomando declaración a los testigos. Después, Marta solicitó asistencia médica y acudió a denunciar los hechos a la policía.

Como bien decía el presidente de Cogam, Miguel Ángel González Merino, es completamente injustificable agredir a cualquier persona por el simple hecho de ser diferente, y es más que condenable éticamente la indiferencia de las personas que están contemplando una agresión sin intentar evitarla. Simplemente, vergonzoso.

Fuente: www.ambienteg.com. Autor: Nacho

La verdad es que la notica y el comentario de Nacho autor de este artículo lo dicen todo, ciertamente cuando me entero de sucesos así, tengo sentimientos encontrados, lástima y asco serian los que más fuertemente me invaden y es que todavía me enfurece ver que en esta sociedad siguen existiendo personas tan intolerantes como estos. Y es que hay  que tener un gran odio hacia los homosexuales para cometer semejante falta de respeto, de educación y de todo vamos, porque seguramente  que si en la mesa de al lado hubiera estado comiendo una familia con unos críos que no paran de armar el escándalo, esta pareja  no se habría inmutado pues pensaría que eso sí es normal. Pues que quieren que les diga señores mios, es tan normal que el niño llore como que una pareja de dos hombres, dos mujeres o un  hombre y una mujer, estén cenando tranquilamente sin causarle a usted ninguna molestia, y  en el caso de que no le guste, una de dos o se marcha del local igual que ha entrado sin liarla parda o cena con su mujer y disfruta de la velada con ella que es para lo que se supone ha ido usted allí y dejan a los demás en paz.

Pero si lo de esta pareja está mal, que decir ya del comportamiento de los allí presentes que viendo la escena nadie hace nada, y sobre todo esto es grave por parte del servicio del restaurante que se les debería caer la cara de vergüenza por permitir semejante comportamiento, vale que en esta sociedad ya nadie se preocupe por nadie salvo por uno mismo, pero que mínimo que defender a tus clientes ya ni siquiera por ser buen ciudadano, sino al menos por proteger el nombre del restaurante, porque a mí sinceramente después de esto me ofrecen ir a cenar allí, y ni aunque me ofrezcan su mejor menú a gastos pagados se me pasaría por la cabeza entrar en el local, mis principios me lo impiden.

Yo ahora sólo espero que a estos señores  y al restaurante la ley les imponga un justo castigo y que demuestre que en este país se condena la homofobia y el odio hacia los demás. Esperemos como ya habré dicho tantas y tantas veces y no me canso de repetir, que algún día actos como este no sean más que anécdotas en los libros, hasta entonces habrá que seguir luchando por erradicar la intolerancia de esta sociedad y como dice Mägo de Oz: “ luchar es educar”.